La tercera semana nos tocó cambiar de aire: dejamos el salón de siempre y nos fuimos directo al salón de cómputo. Ahí el profe nos presentó a nuestro nuevo juguete digital: App Inventor. 

Primero, el profe nos enseñó lo básico y hasta hicimos una calculadora (el clásico para calentar motores 😅). Pero después vino lo más divertido: nuestra misión del día era diseñar una app interactiva. Cada uno tenía que dejar volar la creatividad y probar qué tan lejos podía llegar con lo aprendido. 

Lo que más me gustó fue esa sensación de que en solo un par de horas ya tenía mi primera aplicación hecha por mí. Fue un feeling bien paja, porque me di cuenta de que con App Inventor no solo se pueden hacer cosas simples como juegos o trivias, sino también apps más útiles, como de notas o educativas. Y ahí me cayó la idea: con un poco de creatividad, uno puede darle vida a un montón de ideas desde cero🚀 .